El Museo de los Fueros de Sepúlveda mantiene su sede por otros treinta años

La visita comienza con un audiovisual que, en apenas siete minutos, enseña unas breves nociones sobre la historia de Sepúlveda que ayudan a situar la exposición. Hay que dejarse llevar por la música ambiental y recorrer el edificio. Cuando el visitante esté frente al retablo, se recomienda girarse y contemplar la visión general de la iglesia, construída entre los siglos XII y XIII, mirar hacia arriba y ver el magnífico trabajo del artesonado. Todos los capiteles esconden mensajes de lo más sugerentes. Las esculturas tienen en común la belleza de la policromía. Entre otros elementos, destacan la cruz de plata y la zona central o macolla, que recuerda a la arquitectura de las catedrales pero en miniatura. Continuando por la nave central se encuentran las siete llaves, emblema de Sepúlveda. Y si se desciende a la cripta, en la penumbra se escucha al rey Alfonso VI confirmar el Fuero de Sepúlveda. Arriba, en el coro, se disfruta de una vista de todo el Museo y se descubre la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, informa la web municipal.